Uno de los roles fundamentales del packaging es proteger el producto durante su transporte, almacenamiento y manipulación. Un buen diseño de embalaje puede evitar daños, roturas o deterioro del producto, asegurando que llegue en condiciones óptimas a manos del consumidor.

Es una herramienta clave para identificar y diferenciar un producto de otros en el mercado. Un diseño único y atractivo puede captar la atención del consumidor y destacar en los estantes o en la publicidad. Además, el packaging puede transmitir la marca, los valores y la personalidad del producto, ayudando a construir una imagen sólida y reconocible.

Proporciona información esencial sobre el producto, como ingredientes, instrucciones de uso, fecha de caducidad, advertencias y certificaciones. Esta información es crucial para que el consumidor tome decisiones informadas y utilice el producto de manera adecuada y segura. Además, el diseño gráfico y los mensajes en el packaging pueden comunicar los beneficios, características y propuestas de valor del producto, influyendo en la decisión de compra.